Sabía de otras jornadas de invierno en este escenario, que los peces grandes daban la cara, por lo que monté elásticos y líneas apropiados. Cebé de inicio con copela, el engodo con bastante grano y lombriz, con la idea de no tener que cebar mucho más, si a caso algún tirador de grano o más lombriz con tierra con la copela, ya que tenía a penas dos horas para pescar (debía recoger los regalos de reyes en casa, y currar después).
El charco llevaba bastante tiro, por lo que monté flotadores de 2 a 5 gramos, aunque al final lo más apropiado eran dos gramos y retener en la corriente, para soltar poco a poco y que las carpas y barbos comieran el cebo.
Empecé con lombriz en el anzuelo del número 14, pero había demasiado alburno y carpín chico, por lo que desistí de dicho cebo y puse maíz. Lo primero grande que pinché fue un barbo de alrededor de los cuatro kg, que me hizo luchar un buen rato con todo el elástico sacado a tope, para que al final, a la hora de meterlo en la sacadera, se desanzuelara de un coletazo.
Seguí con la misma táctica de retener el flotador con menos gramaje que pedía el tiro y presentando apoyado unos cm en el fondo, para que al retener se pusiera a ras, y me dio resultados.
Aquí teneis algunos momentos de lucha con los peces:
Cada pez que pinchaba, lo sacara o no, metía una copela con lombriz o una bolita de engodo, y de vez en cuando un tirador de cañamón; esto me hizo tener a los peces concentrados en poco espacio y entretenidos lo justo pero sin pasarse, por lo que las picadas se sucedían. Al final saqué varias carpas, que me hicieron pasar esta jornada de manera divertida, y olvidarme un poco del frío que tenía en los riñones jeje.
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